En Euskal Herria el municipio de Bermeo ha dispuesto durante siglos de un sistema de atalaya privilegiado. Ese observatorio divisa desde la isla de Izaro hasta el cabo de Matxitxako. Gracias a estas atalayas se podía controlar una amplia zona costera del Golfo de Bizkaia; hacia el oeste la costa vizcaína hasta la ría de Bilbao y hacia el este el resto de la costa vizcaína y gran parte de la costa guipuzcoana. En días claros incluso se pueden divisar los montes de Lapurdi.
Cada Atalaya tenía su propio atalayero, que era elegido por la cofradía de pescadores. Esta figura/este puesto debía cumplir las siguientes funciones: previsiones meteorológicas, observación y situación de ballenas y peces así como dar información de los barcos que iban llegando al puerto. En una época Bermeo contaba con 5 atalayas:la iglesia de los frailes en la isla de Izaro, Lamiaran punta, en la calle Talakoetxea de Bastarre, el cabo Matxitxako y en el parque llamado Tala.
Desde este hermoso mirador de la Tala se pueden divisar la itsalabarra de Bermeo, la plataforma La Gaviota, el inicio de la ría de Urdaibai así como el puerto.
El parque es un lugar tranquilo, donde se respira paz. Durante el verano se celebran algunos festejos: a mediados de agosto se cocina marmitako con bonito fresco y en las fiestas patronales se hace el sukalki eguna o día del guisado, con mucha afluencia de gente.
En el mismo parque mirando al mar se puede hacer una parada para contemplar la bella escultura realizada por el escultor Nestor Basterretxea al pintor Benito Barrueta, ambos de Bermeo. A sus espaldas queda el hospital de estilo ecléctico diseñado por Severino Atxukarro y Federico Borda. En su pared norte se puede conocer cómo era la pesca de las ballenas en la Edad Media mediante un mural didáctico de 60 metros de longitud.