Este hospital constituye una de las obras cumbre de la arquitectura hospitalaria contemporánea de Euskal Herria, y entre las más sobresalientes del estado español.
El arquitecto Achucarro resolvió el encargo con una lectura ecléctica brillante y magníficamente ejecutada, que dio perfecta respuesta a las necesidades de la arquitectura hospitalaria. La solución fue la elección de la variante de la arquitectura del ladrillo porque su sencillez y bajo coste se adecuaba a la perfección a los dos requisitos fundamentales de un edificio asistencial, racionalidad y presupuesto de edificación ajustado. El eclecticismo se evidencia en la utilización del ladrillo con uso plástico de gran belleza, marcado por dos influencias: el clasicismo para resolver el aparato ornamental de huecos, impostas, aleros, verja de cierre y chimeneas y el neomedievalismo en el remate de los muros testeros y buhardillas con piñones.
En lo tipológico es también muy decisivo por su introducción pionera del modelo de pabellones en la arquitectura vasca contemporánea.