El arquitecto Anasagasti retornó a la opción de lo local una vez agotado el filón del modernismo. Su mirada del neovasco no es la usual de reproducir elementos singulares de las arquitecturas tradicionales, sino que va a entender su esencia, esto es, su razón constructiva. Esto se traduce en un edifico apaisado de factura limpia con grandes ventanales en conformidad con la función escolar, que remite a lo local a través de la mampostería vista, las cubiertas en cola de milano, los espolones y la disposición de un torreón angular.